CONSTRUCCIÓN

Construcción: Entre el estancamiento y el potencial de transformación

El sector enfrenta paralización de obras, alza de costos, falta de dólares y combustible, afectando inversión, empleo y competitividad.

Durante las últimas décadas, la construcción ha sido reconocida como uno de los principales pilares del crecimiento boliviano. Su capacidad de generar empleo, movilizar inversiones y dinamizar otros sectores productivos ha sido ampliamente comprobada. Sin embargo, al celebrarse el bicentenario de la fundación de Bolivia, el sector muestra signos de ralentización que preocupan a profesionales, empresarios y trabajadores del rubro.

Según el presidente de la Sociedad de Ingenieros de Bolivia – Santa Cruz, Rolando Mancilla, el actual panorama está marcado por una desaceleración visible tanto en la inversión pública como en la actividad privada. “El sector se encuentra en un momento de ralentización. Aunque hubo avances importantes en infraestructura pública y urbana, hoy enfrentamos dificultades como la falta de planificación de largo plazo, incertidumbre económica y obstáculos para acceder a financiamiento”, afirmó.

Los indicadores que reflejan este estancamiento son múltiples. Entre los más relevantes se destacan la baja ejecución de presupuestos públicos, la reducción de licitaciones estatales, el descenso del empleo formal en el sector y la paralización de numerosos proyectos inmobiliarios. A esto se suma un factor coyuntural pero determinante: la escasez de dólares. Esta situación ha encarecido los materiales de construcción importados, afectando la ejecución de obras y generando desbalance es financieros en contratos previamente adjudicados. “ahora sin respuestas efectivas”, señaló Mancilla.

Otro golpe relevante fue la retracción del crédito de vivienda social. Durante años, este instrumento fue vital para movilizar la demanda inmobiliaria en segmentos medios y populares. Sin embargo, con varios bancos habiendo cumplido el cupo obligatorio de colocación exigido por ley, muchas entidades decidieron retirarse del programa, reduciendo drásticamente el acceso a este tipo de financiamiento.
Ante este panorama, Mancilla fue claro: las políticas públicas actuales no están alineadas con las necesidades reales del sector. Si bien se han emitido decretos que permiten el reajuste de precios en contratos de obra pública, su aplicación ha sido limitada y su procedimiento excesivamente burocrático. “Necesitamos más agilidad en los procesos de contratación, mejor ejecución presupuestaria, y una visión técnica y planificada en la priorización de obras”, enfatizó.

Entre las reformas urgentes, destaca la necesidad de transformar el sistema de contrataciones públicas, haciéndolo más transparente y eficiente. Asimismo, propone reactivar el crédito hipotecario social bajo esquemas sostenibles para el sistema financiero y accesibles para los ciudadanos. “También es fundamental ampliar el alcance del mecanismo de reajuste de precios en contratos públicos, considerando una gama más realista de materiales y simplificando trámites para que las empresas puedan operar con certidumbre”, agregó.

Pero además de corregir fallas estructurales, el presidente de la SIB Santa Cruz subrayó la necesidad de mirar hacia el futuro y fomentar sectores con alto potencial de crecimiento. A su juicio, los segmentos que pueden dinamizar la economía nacional en la próxima década son: la vivienda social y urbana sostenible, la infraestructura pública esencial (carreteras, hospitales, educación, agua potable), la construcción industrial y energética, y las obras orientadas a enfrentar el cambio climático y la resiliencia urbana. “Estos sectores no solo generan empleo, sino que construyen condiciones estructurales para el desarrollo sostenible del país”, afirmó.

En esta nueva etapa, también las empresas constructoras deben asumir un rol más proactivo. Mancilla considera que el sector privado debe apostar por la innovación tecnológica, la sostenibilidad, la formación de talento técnico y la calidad en la ejecución de proyectos. Además, cree que deben participar activamente en la planificación urbana y regional, y establecer alianzas estratégicas que les permitan asumir proyectos de mayor envergadura.

Mancilla expresó su esperanza en que la nueva administración que surja de las urnas coloque al sector de la construcción como una prioridad nacional. “La reactivación del sector constructor debe ser un eje fundamental para la recuperación económica del país. La construcción no solo mueve cifras: transforma vidas, territorios y futuro”, concluyó.

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