ARQUITECTURA

La preponderancia de lo pequeño

El mantenimiento como inversión sobre los bienes propios mejora la calidad de vida, y es una inversión segura sobre un inmueble.

Por Facundo Baudoin, Arquitecto, CEO de la consultora Baudoin Arquitectos C.A

En esta oportunidad escribiré acerca del impacto dentro del rubro de la construcción de la reciente crisis económica, política y social que enfrentamos y que aparentemente seguiremos cargando al menos el año entrante (2024/2025) en nuestro país. No soy economista, sin embargo, mi experiencia en el oficio de la arquitectura y un holístico conocimiento de conceptos económicos, aunado al egreso en la maestría de desarrollo tecnológico de la construcción, me alientan a aventurarme en brindar algunas conjeturas de estos temas de común interés.
El consejo de un padre jesuita de mi colegio era: “en tiempo de crisis no hacer mudanzas”. Se refería al hecho de que ante la inestabilidad era mejor guardar la calma. Ya sea por causa o consecuencia, en las crisis económicas (como la que hemos estado sufriendo) uno de los primeros rubros que se ve afectado es el de la construcción, pues como ya hemos dicho antes es dependiente del excedente y en consecuencia afecta la confianza del retorno de la inversión, fundamentalmente a la privada. También es importante subrayar que es este rubro, (el de la construcción), es de los que más dinamizan la economía, pues su activación genera infinidad de actividades de dependencia primaria o indirecta del mismo. Esto nos coloca en la problemática tender a la falta de confianza como obstáculo para la inversión y que la ausencia de la segunda aliente la desaceleración de la economía y un freno a la democratización del bienestar de la misma. Es esta una espiral descendiente o negativa que rápidamente puede derivar en la estanflación: Estancamiento económico, subida de la inflación y de la tasa de desempleo.
Hemos presenciado la caída de las ideologías por el empoderamiento de liderazgos caudillistas (cada vez más común y más demagogos) y de ideas eclécticas sobre supuestas ideologías. No entraremos en detalle para deslindarnos de cualquier ejemplo como crítica o sugerencia. Así que trataré de referirme a un concepto en concreto referido a la inversión, lo estable y pequeño como oportunidad.
Recientemente un amigo del rubro con el afán de cubrir una deuda ofreció sus servicios de remodelación en construcción para la casa de su acreedora. El ejemplo me pareció interesante, pues la operación propuesta, permitía simultáneamente cobrar un dinero pendiente (además de realizar una inversión sobre un bien seguro y aprovechable), con un producto a un precio más que justo, que reducía considerablemente la deuda y mantenía en un momento en el que el trabajo se había reducido al personal y la empresa activos. Me resonó entonces el consejo de mi profesor y la idea de que en momentos de cualidades como las descritas, existen infinidad de alternativas que permiten que las cosas sigan en movimiento fijando su mirada en lo pequeño.
Y es que ante el “estancamiento”, valen la pena movimientos que permitan poco a poco salir de la situación de inmovilidad. Pues lo grande es inaccesible, al menos en los parámetros convencionales y son importantes acciones meditadas y pequeñas que logren impacto similares, que mitiguen la crisis y descubran oportunidades. Y es en esto que el ejemplo es preponderante, pues ante la crisis poder pagar una cuantiosa deuda convirtiéndola en una inversión segura haciendo de la rentabilidad del ejecutor (el deudor) un gasto controlado (otra inversión) y aún así mantener la estructura de la empresa en funcionamiento es sin duda una alternativa económicamente muy rentable.
La preponderancia en lo pequeño aparece entonces como una solución que exige adaptarse a nuevas situaciones de autoridad y autoría que pueden no ser usuales pero que conocemos y podemos adecuarnos. Se exige entonces una mirada interior, buscar respuestas sobre bases sólidas que permitan seguridad en el tiempo estimado de la crisis. Así por ejemplo el mantenimiento como inversión sobre los bienes propios mejora la calidad de vida, y es una inversión segura sobre un inmueble. Más aún procurar en cada una de estas acciones el motor de nuestra economía no se apague, aunque esto signifique bajar su velocidad o reinventar algunos modelos. Recordemos al muchas veces citado por distintas ideologías John Maynard Keynes, con su famosa cita de que para dinamizar la economía muchas veces se requería de la demolición y reconstrucción de aceras. O como dice claramente la imagen en caso que no tengamos que hacer, rompa el vidrio y empiece a barrer.
Pensaremos entonces con qué se paga esto, o qué riesgo tiene. Bueno claramente Keynes en este caso se refiere fundamentalmente al Estado, quien puede realizar estas acciones imprimiendo más dinero (que como sabemos generará más inflación). Sin embargo, lo relevante aquí es entender que, primero esta nos es una respuesta que funcione por si sola y que debe estar acompañada de un plan acorde con la situación concreta. Y de manera principal entender que su finalidad como en todo lo anterior expuesto se hace relevante concentrarse en lo pequeño como una alternativa menos incierta de inversión que nos permita salir del terreno pantanoso sin quedarnos estancados.

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