El oficio por encima de la credencial
Un espejismo del ocaso del presente, en el poder de la experimentación con el genio como figura paradigmática y su ejemplo más imponente en Leonardo da Vinci.
Por Facundo Baudoin
Es a partir del diálogo entre la obra y el espectador que se establece un posible nexo con la cultura (basándonos en el planteamiento de Loos). Nace, la obra de arte abierta que dialoga con la subjetividad del individuo en su propuesta de disrupción. Pero demos un paso atrás, volvamos al dibujo, que antes del Renacimiento era una más de las herramientas constructivas; un medio para llegar de lo abstracto a lo concreto. Entonces un joven, Filippo Brunelleschi irrumpe como uno de los principales autores de la perspectiva. Este nuevo sistema gráfico, representará en una superficie plana la profundidad de un espacio tridimensional y con esto la posibilidad de narrar la materialidad de lo todavía inexistente, se traza entonces un límite entre el dibujo como “medio” para alcanzar lo objetivo y su propio “fin” para anticiparse y proyectar este hecho.
El renacimiento para occidente será simultáneamente, el descubrimiento técnico aceleradamente convertido en cultura, al mismo tiempo que el poder de la planificación con el hombre como centro del mundo en una apuesta al futuro siempre mejor. Nada casual que la basílica de San pedro de Roma, esbozada por Bramante y reafirmada en su Cruz Central por Miguel Ángel pongan las naves cual extremidades del hombre Vitruviano.
Será la perspectiva, una mirada en fuga a lo profundo de lo predeterminado, como una visión de futuro de lo que se anticipa. Un espejismo del ocaso del presente, en el poder de la experimentación con el genio como figura paradigmática y su ejemplo más imponente en Leonardo da Vinci.
Pero no trato aquí de hacer una reseña cronológica, sino el entendimiento de algunos hitos que nos llevan al patronaje y sus recortes de lo que queremos definir como la obra de arquitectura moderna.
Para ello iré directamente a “Las Meninas” de Velázquez una obra que creo representa de manera clara el enunciado de esta nota. Decir que no pretendo hacer un análisis del cuadro sino referirme a algunos aspectos, pues de sobra hay mejores y más acuciosas revisiones del mismo. Empezaré por cuestionar cual es el sujeto del retrato, pues de allí viene todo nuestro planteamiento. Esta obra perteneciente al barroco español, retrata de manera central a la infanta María teresa de Austria rodeada de su séquito haciendo una visita al taller del autor. Sin embargo, con magistral perspectiva en la puerta abierta de fondo y el degradé del detalle, el lienzo nos lleva a observar distintas escenas y actores dentro del mismo. Empecemos por destacar la perfecta técnica de foco en la infanta y su entorno (del cual aludiremos detalles importantes). Luego destacar que la escena sugiere una acción en pleno. La ejecución de un retrato colocando al pintor como genial autor y espectador de las posibles interpretaciones. Velázquez no sólo se coloca como pieza fundamental de la composición, sino que a su vez y nuevamente guiándonos por su encuadre seduce al observador a ubicarse en espacio y tiempo como un actor más de la acción.
Aquí, el espectador bajo la mirada del pintor y encausado por la perspectiva se ve representado como objeto del retrato. Sin embargo, de fondo en el reflejo de un espejo, son los reyes Felipe IV y Mariana de Austria, los que se muestran expuestos.
Entonces, cabe preguntarse, quién es retratado: La infanta, incluido el sequito y su enano, el autor, Velázquez, el hombre que fuga misterioso de fondo, o, los reyes representados quizas como el propio observador. Todos estos posibles simbolismos y conjeturas en torno al cuadro quedan abiertos como posibles, pero no absolutas interpretaciones. De aquí podríamos citar a Borges diciendo:
“Generalizando el caso anterior, podríamos inferir que todas las formas tienen su virtud en sí mismas y no en un “contenido” conjetural.
Eso concordaría con la tesis de Benedetto Croce; ya Pater, en 1877, afirmó que todas las artes aspiran a la condición de la música, que no es otra cosa que forma.
La música, los estados de la felicidad, la mitología, las caras trabajadas por el tiempo, ciertos crepúsculos y ciertos lugares, quieren decirnos algo, o algo dijeron que no hubiéramos debido perder, o están por decir algo; esta inminencia de una revelación, que no se produce, es, quizá, el hecho estético.”
Vale la pena decir entonces que todo lo que representa Las Meninas, sólo es posible en su extremada técnica y composición. Que llevado a la arquitectura contiene un carácter mayor pues en un cuadro, las ruedas de un cañón pueden ser cuadradas y tener significación, más en la realidad, requerirán de la continua circunferencia para su movilidad.
Es por tal que el dibujo dentro de esta disciplina tiene tanta relevancia, pues es medio antes que fin, y responde al documento que compondrá lo edificado. Un dibujo que no porte la sustancia de la técnica que lo lleve a lo concreto, carecerá de sentido. En el mismo ámbito un dibujo que pudiendo llegar a ser convertido en obra deje a esta alejada de las posibilidades e interpretación y o uso de sus habitantes, será igualmente inútil. Y es relevante referirnos al plano al que aquí llamamos dibujo pues de él nace la esencia del lenguaje de la comunicación entre el que imagina y ejecuta. No en vano ante la escasez de planos constructivos publicados por el italiano Carlo Scarpa, en una entrevista el arquitecto respondía, que estos gráficos llenos de notas y trazos de colores eran para los maestros y no espectadores.
Esto no exime tampoco a la obra, de ser capaz de seducir y soltar a su transeúnte habitante. Como hemos reiterado desde la primera nota de este trio, más allá de la postura del proyecto, el hecho de que este resuelva determinas necesidades aún quedan inaprensible es lo que hará que la robustez de sus posibles significaciones acompañen la solidez de su materia. De otra manera el dibujo sólo tendrá la inmediatez de un trazo sin sustancia que lo sostenga en el tiempo. Por esta razón la técnica, tanto del dibujo como la de su mandato de ejecución, deben trascender el compromiso del silencio de la obra terminada, por encima de lo inmediato de su inauguración. Para esto es fundamental sumar a la formación histórica, disciplinar, y técnica. Dotar de sustancia y ética la búsqueda del proyecto a partir del plano pues como decía Josep Quetglas. La diferencia entre quien solicita la credencial de haber cursado el servicio militar o la carrera de idiomas radica en que el primero, cumple fundamentalmente con disposiciones de tiempo y actividades más no de aprendizaje. Es decir, la credencial tiene valor en sí misma. Sin embargo, quien, habiendo cursado la carrera de idiomas, carece de capacidad de interpretar los mismos, habrá perdido su tiempo y le será mejor no mostrar su insustancial credencial.
Reclamemos a la academia de arquitectura lo que cualquiera exigiría a la de idiomas y dejemos de lado la obsesión de la credencial por encima del oficio.